Más de la mitad de los/as científicos/as en Argentina son mujeres. Con un 53% de investigadoras, el país supera con creces el
promedio mundial que apenas llega al 28%.
Los números impactan: el 57% de estudiantes en carreras científicas de grado son mujeres y en los doctorados alcanzan el 58%. Representan el 52% de los/as investigadores/as que se desempeñan en el ámbito público y el 58% en universidades (57% gestión estatal y 1% privada). Pero, en el sector privado – que en general ofrece mejores salarios- prevalecen los varones, ellas no superan el 29%; en los puestos jerárquicos de este ámbito apenas llegan al 7%. Estos porcentajes dejan en las sombras importantes diferencias entre los y las investigadores/as en las distintas áreas de conocimiento. Ellos son mayoría en las Ingenierías y en las carreras relacionadas con la informática. Ellas, en Ciencias Biológicas y de la Salud y en Ciencias Sociales y Humanidades.
Durante 2003-2013, ascendió de manera significativa el número de investigadoras en todas las categorías del escalafón del
Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
No obstante, los varones siguen prevaleciendo en las más altas (Independiente, Principal y Superior); en especial en Física, Computación e Ingeniería. Un dato que sorprende es la cantidad de mujeres parlamentarias que integran las comisiones de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del Congreso de la Nación: en la Cámara Baja – al final de la década- alcanzó el 36% y en el Senado el 65%.
NUESTRO MARCO CONCEPTUAL
¿Cómo explicar este panorama?
Es el resultado de un proceso signado por la creciente y constante inclusión de las mujeres en la educación, la ampliación y ejercicio de sus derechos ciudadanos y políticos y su participación incremental en el mercado laboral y en todos los espacios sociales.
El Informe Nacional de Argentina: Género, Ciencia, Tecnología e Innovación no se limita a mostrar una silueta sin contexto; analiza las condiciones estructurales y el entorno facilitador de políticas que durante la década 2003-2013 contribuyeron a impulsar progresos significativos en el desarrollo científico y tecnológico: aumento del nivel de inversión en educación y en Ciencia y Tecnología, creación de universidades en todo el país, políticas de inclusión social y medidas específicas para igualar las oportunidades de los y las científicos/as en el desarrollo de carrera.
Aunque el estudio perfila un escenario alentador, también deja planteados interrogantes y problemáticas que restan resolver para asegurar que las mujeres que opten por carreras científicas y tecnológicas desarrollen satisfactoriamente sus trayectorias educativas y profesionales y se les asigne igual valor a sus aportes